A finales del primer milenio de la Segunda Edad, Sauron
fundó un reino del mal en la Tierra Media, al este del río
Anduin. Se llamó Mordor, «la tierra negra», y durante dos edades
fue la base del poder de Sauron en sus intentos de dominar toda la Tierra
Media. Mordor estaba defendido en tres de sus lados por dos cordilleras
inexpugnables: los Montes de Ceniza en el norte y las Montañas
de la Sombra en el oeste y en el sur. Gorgoroth era una enorme y aterradora meseta, con montones de escoria
y pozos de orcos, cubierta siempre por el manto
de humo del volcán de Orodruin (o Monte del Destino) que se alzaba
cerca de su centro. Aquí se encontraba también, en la
zona nororiental de la meseta, en una estribación de los Montes
de Ceniza, la fortaleza de Sauron, la Torre Oscura de Barad-dûr.
Nurn, sin embargo, era una gran región de tierras de cultivo
poblada por esclavos y capataces de esclavos que proporcionaba las grandes
cantidades de alimentos y las materias primas para los ejércitos
de Sauron. Estaba recorrida por cuatro ríos, y cada uno de ellos desembocaba
en el mar interior de Nûrnen. Tras forjar los Anillos de Poder,
y forjar el Anillo Único en los fuegos del Monte del Destino,
en 1600, Sauron completó Barad-dûr y comenzó la
Guerra de Sauron y los elfos. Aunque se rindió
al sorprendente poder de los númenóreanos en 3262, Sauron
consiguió acabar con ellos por medio de la astucia y regresar
a Mordor tras la destrucción de Númenor. Tras un sitio de siete años, Barad-dûr fue tomada, cortaron
el dedo que llevaba el Anillo de la mano de Sauron y todos sus siervos
malignos fueron expulsados de Mordor. Durante los inicios de la Tercera
Edad, Mordor estuvo desierto y Gondor construyó la Torre de los
Dientes y la fortaleza de Durthang en el paso septentrional, y la Torre
de Cirith Ungol |