Tolkien animado
Christian Aguirre
La obra de Tolkien fue llevada varias veces al cine. En dos oportunidades por la dupla Rankin-Bass (Arthur Rankin-Jules Bass, productores que son una especie de Hanna-Barbera del cine de animación independiente) y Ralph Bakshi. Los primeros en dos especiales para televisión llamados The Hobbit y The Return of the King y el segundo en un largometraje llamado justamente The Lord of the Rings. Estas producciones son contemporáneas entre sí, lo que inmediatamente autoriza la sospecha de que hubo un duelo por ver quien llevaría la obra de Tolkien primero a la pantalla, más aún si se tiene en cuenta que la saga de Tolkien apareció décadas antes y los filmes tienen prácticamente pocos meses de diferencia entre sí. El orden en que se estrenaron fue: The Hobbit (noviembre 1977), The Lord of the Rings y una pseudo-continuación al film the Bakshi, The Return of the King.
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Los
dos telefilmes eran prácticamente desconocidos hasta hace muy pocos años.
Ya habían sido editados en VHS a principios de los 90 pero no constituían
más que rarezas para cinéfilos sin alcanzar el rango de obras de culto.
Ahora tienen su versión en DVD y gozan de más popularidad pero esto es
gracias únicamente al revival que acompaña a la trilogía de Peter
Jackson. El film de Bakshi, aunque más conocido, nunca gozó de mucha popularidad
así como tampoco el resto de la obra de ese genial director (hechos que
se detallarán más adelante).
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El dúo Rankin-Bass Arthur
Rankin y Jules Bass se conocieron a finales de 1957. Rankin tenía una
agencia de publicidad y Bass era un cliente. Pronto congeniaron de tal
manera que fundaron su propia compañía, Videocraft Productions, más conocida
para el mundo entero como Rankin-Bass, unión que perdura hasta la actualidad.
En 1958, muy impresionados con las producciones japonesas, especialmente con las del estudio Toei (que por entonces producía hasta cuatro largometrajes anuales) y con las de Mushi Productions (nada más ni nada menos que el estudio de Osamu Tezuka), emprenden un legendario viaje a Japón, un trayecto a todas luces “iniciático”. Las técnicas japonesas de muñecos y dibujos en acetato pronto formarían parte de sus producciones, incluyendo en su procutora a animadores japoneses que colaboran con ellos hasta el día de hoy. |
En algunas de sus co-producciones animadas, como Silverhawks y Thundercats, este toque japonés se nota bastante. Estas animaciones se aggiornaron a un sistema ultracomercial norteamericano (los temibles tiempos televisivos) y el resultado es un nivel un tanto superior que la media de calidad comercial de la animación televisiva (1). Sus producciones en stop-motion comenzaron en 1960 con The New Adventures of Pinocho (Las Nuevas Aventuras de Pinocho, 1960). Fueron 130 cortitos de 5 minutos. Pero el verdadero éxito empezó con el especial de navidad Rudolph, the Red Nosed Reindeer (la traducción al castellano se conoció como Rudolph, El Reno de la Nariz Roja) en 1964. Este y otros especiales navideños de Ramkin-Bass fueron muy populares entre los televidentes ya que consiguieron convertirse en un catalizador de esa fantasía mística qie rodea las navidades yanquis. Iwao Takamoto, el legendario director artístico de Hanna-Barbera y creador de innumerables personajes para estos estudios, llegó a decir que Rankin-Bass se “habían adueñado de la navidad”. Fue la transformación en imágenes de todo un imaginario colectivo. |
Rudolph...
costó 500.000 $, fue filmado en 18 meses, se utilizaron 22 sets y cada
muñeco articulado costó
5000 $ (hay que tener en cuenta que cada personaje principal tiene por
lo menos cinco modelos). Entre otros especiales para televisión podríamos
citar a Frosty the Snowman
(Frosty El Muñeco de Nieve, 1969), cuya producción estuvo prácticamente
a cargo de los estudios Mushi de Tezuka, Santa Claus Is Comin´ To Town (Santa
Claus Viene a la Ciudad, 1970), Here Comes the Cotton Tail (Aquí
Viene Cola de Algodón, 1971), Jack Frost (1979), Pinocchio´s Christmas (La Navidad
de Pinocho, 1980) y Rudolph´s
Shinny New Year (El Deslumbrante Nuevo Año de Rudolph, 1976). También produjeron
largometrajes: Willie McBean and
His Magic Machine (Willie McBean y su Máquina Mágica, 1965),
con muñecos animados. The Daydreamer (aquí conocida como
Soñando Despierto, 1966) con muñecos animados y secuencias con
personas, The Wacky World of Mother
Goose (El Loco Mundo de Mamá Gansa, 1966) en dibujo animado,
Rudolph´s and Frosty´s Christmas
in July (La Navidad de Rudolph y Frosty en Julio, 1979)
y la más famosa de todas (y la mejor) Mad Monster Party (estrenada en
Argentina como La Fiesta de los Monstruos, 1967, este cronista
la vio a principios de los 70 y tenía un colorido espectacular). |
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Este
film está diseñado por Jack Davis,
uno de los míticos dibujantes de MAD y tiene guión de Harvey Kurtzman, el creador de
MAD. Mad Monster Party es por supuesto objeto de culto fanático porque es uno de los mejores homenajes
al cine fantástico que se hayan hecho jamás. Es cinefilia pura. Uno de
los protagonistas es Boris Karloff
en forma de muñeco, quien en reportajes posteriores comentó que disfrutó
enormemente dando su voz a su propio muñeco. El film está protagonizado por un
tonto ayudante de farmaceútico llamado Seymour, el citado Boris Karloff,
Drácula, El Hombre Lobo, La Momia, una parodia al Monstruo de la Laguna
Negra llamado IT!, Dr. Jekyll y Mr. Hyde, Frankenstein y su Novia (caracterizada
como una vieja loca) y en la apoteosis final aparece el más grande de
todos: King Kong.
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Rankin-Bass
siempre han estado a la búsqueda de argumentos y técnicas
innovadoras. Hasta que al final de los 70 decidieron volcarse a un público
más adulto. Los nuevos diseños de films tendrían un tónica más oscura
y los diseños de personajes un tanto alejados de los “bonitos”
conejitos, renos y duendes. El nuevo desafío fueron las dos adaptaciones
antes citadas de las obras de Tolkien. El
Hobbit
fue la primera adaptación audiovisual de una obra de Tolkien. Rankin-Bass
sabían del riesgo que corrían al adaptar una obra que estaba sumando un
culto de proporciones épicas desde hacía décadas, especialmente desde
los 60, cuando toda una generación ansiosa de cambios “heroicos”
se indentificó más que nunca con la obra de Tolkien. Este telefilme animado, el más caro
en la historia de la televisión (3.000.000 $), fue como casi todas las
películas de Ramkin-Bass una coproducción entre Estados Unidos y Japón
y demandó dos años de realización y la participación de más de 200 artistas. |
El Hobbit animado sale bastante bien parado. Es muy fiel al libro de Tolkien pero adolece de un problema que de seguro iba a ser insustituíble en esta producción: Rankin-Bass siempre ponen canciones a todas sus producciones. En este tema nunca hicieron concesiones. Primero porque aman la comedia musical y en segundo lugar porque incluir un repertorio musical les aseguraba prácticamente un lugar en la industria cinematográfica; una concesión obligatoria ante tanta experimentación técnica y argumental. |
Rankin-Bass
siempre han utilizado este tipo de animación, con resultados dispares,
como pasa en el Hobbit: escenas bien animadas y detalladas como el temible
dragón Smaug del final, cuyo vuelo es impresionante y se ven con todo
lujo sus escamas y demás detalles, combinadas con otras de un terrible
estatismo, especialmente cuando dialogan entre sí algunos personajes.
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Algunas Voces En este especial hay voces sorprendentes que denotan que el estudio estaba jugando cartas muy fuertes. La voz de Gandalf es del gran John Huston, director entre otras “cosillas” de El tesoro de Sierra Madre, El Halcón Maltés y Moby Dick. La del dragón Smaug es Richard Boone, un gran actor que generalmente hacía de villano. El Rey de los Elfos es otro monstruo sagrado del cine: Otto Preminger, director de Anatomía de un asesinato y El Hombre del brazo de oro. Fue
emitido por primera vez el 27 de noviembre de 1977 por la NBC a las ocho
de la noche. |
El
segundo especial, The Return of
the King, es sin embargo, una caída muy grande. Hubo cierta picardía
en este film, porque se aprovechó de la imposibilidad de Bakshi de continuar
su obra y esta fue una especie de pseedo-continuación con resultados muy
adversos. La animación es un poco más limitada y la dirección artística
no es tan detallista como en El Hobbit. Se trata de una adaptación
muy libre de la obra de Tolkien y está repleta de canciones. Pese a todo,
el esfuerzo es enorme. Es más larga que el Hobbit y la producción sigue
siendo onerosa, pero sin la calidad del especial anterior.
Voces:
la voz de Sam es de Roddy McDowall, el actor inglés que interpretó al
cazador de vampiros Peter Vincent en La Hora del Espanto. Gandalf
vuelve a ser John Huston. Emitido
por primera vez el 11 de mayo de 1980 por la cadena ABC. |
Mr. Bakshi Si
hay alguien en el mundo del cine de animación que no ha sido reconocido
como corresponde, ese es Ralph Bakshi. |
En
la última década, con la revalorización del cine de animación para adultos
(paradójicamente gracias al legado Bakshi) este gran creador está siendo
sensiblemente revalorizado. Pese
a que fue un adelantado en el mundo de la animación, su estilo para animar
y filmar es muy tradicional y se apoya en la realización manual de todo
el film. Y aquí se produce otra paradoja: es uno de los tipos que más
ayudó al mundo de la animación y en estos momentos es uno de los que más
estancado está. Podríamos compararlo con un ejemplo vernáculo como Manuel
García Ferré: el que más hizo por la animación en la Argentina es
el que quedó más rezagado por aferrarse a lo tradicional, pese a no tener
competencia alguna a nivel industrial.
Bakshi comenzó
a animar para los estudios de Paul
Terry, en los famosos Terrytoons y otras creaciones de
Terry como Super Ratón (Mighty
Mouse) y Las Urracas Parlanchinas
(Heckle and Jeckle). Fue nombrado director de animación cuando tenía solamente
25 años (en 1963). En estos estudios tuvo libertad creativa total y diseñó
personajes tan increíbles como The Mighty Heroes, en donde se
encontraban el hombre-cucú, el hombre tornado y el hombre soga entre otros,
James Hound, un sabueso espía
parodiando a James Bond (que era furor en los 60) y Sad Cat, un gato tristón muy parecido
en su semblante a Droopy. |
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La Saga de Ralph Bakshi
había leído la saga de Tolkien en 1956 y había quedado tremendamente impresionado.
Siempre la visionó como un gran dibujo animado y su obsesión por llevarla
al cine tomó forma a principios de los 70. Recorrió decenas de despachos
y la respuesta fue obviamente, negativa. El peregrinaje de Bakshi se reforzó
en los pasillos de United Artists cuando éstos adquirieron los derechos
de la obra de Tolkien. El contacto final sería el productor Saul Saentz,
un viejo conocido suyo, verdadero dueño de los derechos. A finales de
1975 el proyecto estaba aprobado. "Desde el principio de este proyecto épico, yo era tremendamente consciente de que adquirí una responsabilidad muy especial en dirigir el film. Responsabilidad a la memoria de su creador, a la de su familia... y a las legiones de admiradores de su obra. Millones de fans de Tolkien estarían automáticamente desconfiados frente a cualquier intento de Hollywood para producir El Señor... estarían dispustos a “anillar” nuestros cuellos, mandarnos en exilio a Mordor y hacernos volar a la otra parte del océano. Por eso mismo Saul y yo, en una esfuerzo por frenar cualquier decepción y asegurarles que se trataba de una producción ejemplar, fuimos personalmente a Inglaterra para presentarles nuestro plan de trabajo tanto a la familia Tolkien como a sus editores originales. Estábamos moralmente obligados por tratarse de una obra mundialmente famosa y esperábamos su bendición. Para mi alegría, nos fue otorgado un voto toal de confianza y luz verde para el proyecto que habíamos imaginado". Ralph Bakshi, 1979. |
Saúl
querido... 1965. "Una
chica en la oficina me preguntó si había leído El Señor de los Anillos.
Le contesté que no, que solamente había leído El Hobbit durante la segunda
guerra mundial y que desconocía esa obra de Tolkien". Zaentz, entusiasmado
e intrigado leyó la obra y quedó muy impresionado con este drama de espada
y brujería. En esos momentos una adaptación al cine de esa obra era un
hecho impensado, y más si
se tiene en cuenta que en ese momento Zaentz estaba abocado solamente
a producir discos de jazz y descubrir grupos como Credence Clearwater
Revival. A partir de los
70 Zaentz se convirtió en un exitoso productor y hasta ganó un Oscar por
Atrapado Sin Salida (One Flew Over
The Cuckoos Nest,1971). |
Zaentz siempre
vió El señor de los anillos como un film de animación y al encontrarse
con Bakshi, con la misma ansiedad de filmarlo, el proyectó comenzó a andar.
Y muy rápidamente. Es
indudable que Peter Jackson lo tomó como modelo para su gran film. El
look de los personajes (rostros, ropa) es muy parecido (especialmente
en Merry, Pippin y sobre todo en Gandalf), y quizás el parecido más asombroso
sea el de los Jinetes Negros: en ambos films cuentan con titilantes y
tenebrosos ojos rojos. Muchas situaciones del film de Jackson se asemejan
al de Bakshi: las visiones tenebrosas de Frodo cuando toma el anillo,
la escena de los hobbits debajo del árbol y el Nazgûl olfateando,
las persecusiones de los Jinetes Negros, el combate con la criatura de
tentáculos en la puerta de Moria, el combate mismo dentro de Moria, las
olas en formas de caballos plateados en el vado, la conversación entre
Frodo y Bilbo en Rivendel, entre otras. Otro
notable parecido es el de la criatura Gollum, que pese a que la aparición
en el film de Jackson es muy breve, es más que suficiente para demostrar
que está inspirado en el de Bakshi. |
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En
cuanto a la dirección artística, lo más parecido entre ambos
films son los primeros minutos, cuando todavía se encuentran en la Comarca.
La animación tiene la posibilidad de caricaturizar y potenciar al máximo los gestos y movimientos, al igual que en la caricatura se realzan y transforman todas las virtudes y defectos del caricaturizado. Bakshi utiliza esto de maravilla. Por ejemplo Sam es más torpe en sus movimientos y es visualizado tanto en sus gestos y pantomima a la manera de Lou Costello (del conocido dúo Abbot y Costello). Hasta en su rostro es parecido el personaje de Tolkien con el bufonesco personaje de los 50. En algunas conversaciones se forman silencios en donde una mueca lo dice todo, como en la secuencia que Frodo semidormido le lanza una sonrisa a Aragorn en un refugio nocturno. |
Bakshi experto en la animación dibujo a dibujo, también utilizó
un estilo de animación soprendente llamado rotoscopia, que permitía capturar
en tiempo real el movimiento humano. Por eso causó sensación el film de
Bakshi: los movimientos eran asombrosos y los combates cuerpo a cuerpo
eran de un realismo increíble (2). En
el film también se producen impresionantes paneos y travellings circulares
como aquella secuencia en donde la comunidad del Anillo es rodeada por
enemigos y sus flancos protegidos
por antorchas rebosantes de fuego. Movimientos de cámara que anticipan
en años los actuales paneos digitales. |
El
film de Bakshi es terriblemente lúgubre, se podría decir hasta con toques
nihilistas en su concepción. En todo el film hay una super abundancia
de colores ocres, con todas las tonalidades de marrón que simulan el color
del óxido dando un toque asfixiante y desesperante. Esto se nota en la
muerte de Boromir, en donde el fondo parece el de una película apocalíptica:
tierras arrasadas por la radioactividad. En
el film aparece un elemento que fue citado anteriormente y que se puede
ver en casi todos sus films: la psicodelia, un cordón umbilical con los
60. Explosiones lumínicas de formas ondulantes y zigzagueantes aparecen
en todo el film, por ejemplo en el combate de rayos entre Gandalf y Saruman
en Isengard, del anillo de Galadriel salen centellas y relámpagos multicolores
(en un pequeñísimo homenaje al corto protagonizado por el ratón Mickey
en El Aprendiz de Hechicero, del film Fantasía, 1940), la visión en el
espejo de Galadriel que comparten Frodo y Sam y cuando los Jinetes Negros
destrozan las camas en busca de los hobbits en la posada: todo el fondo
desaparece y se inunda de una luz enceguecedora. Por momentos parece el
film de Roger Corman El Viaje
(The Trip, 1966), donde Peter Fonda se entregaba a las visiones monstruosas
del LSD. |
Algunas Voces Hay
algunos conocidos en el doblaje de El Señor de los anillos. Aragorn
es interpretado por John Hurt, aquel viajero de la nave Nostromo que muere
al estallar su pecho por culpa de un maldito alienígena. Estamos hablando de Alien, por supuesto. La voz del
elfo Legolas es de Anthony Daniels, el robot dorado C3PO de la saga de
Star Wars. Quien interpreta a Elrond
es un gran actor inglés asiduo a la productora de horror Hammer llamado
André Morell (3). Datitos para Cinéfilos En
la secuencia de la cantina donde Frodo hace una de sus primeras paradas
y posteriormente se encuentra con Aragorn, hay mucha gente cantando y
bailando: parte de ellos animados, la mayoría humanos bañados en un collage
de colores. Entre esa multitud hacen su aparición dos
enanos íconos de la clase B: Felix Silla y Angelo Rossitto. El primero
es el famoso Tío Cosa de la serie Los Locos Addams. El segundo
amigo personal de Bela Lugosi (trabajó con él en cine) y que hizo innumerables
apariciones fílmicas (4). |
Otros intentos Según la revista oficial El Señor de los Anillos publicada en 1979 por la editorial Warren (editora de Creepy, Eerie, Vampirella y Famous Monsters of Filmland de Forrest Ackerman), Stanley Kubrick habría planeado filmarla con actores (los Beatles), y los estudios Disney tenían pensado hacerla como un film de animación, pero ante la magnitud del proyecto se echaron atrás. El que se lanzó a fondo con el proyecto a principios de los ’70 fue John Boorman. Este director había sido nominado al Oscar por Deliverance (aquí conocida como Amarga Pesadilla) y pasó a ser bastante conocido, lo que le dio un ligero impulso a la hora de entablar negociaciones. En esos tiempos quien tenía los derechos era los estudios United Artists. Boorman comentó: “Justo cuando estaba preparado para hacerla, la United Artists estaba pasando un muy mal momento económico. No tenían dinero y como si fuera poco la película era muy cara de producir. Por un momento Disney se interesó en el proyecto, pero todo languideció muy pronto. Luego recurrí a la productora Tri-Star. Justo en ese momento los derechos los adquiere Saul Zaentz, quien produjo posteriormente la versión animada. Fui autorizado a ofrecerle un millón de dólares por los derechos, pero Zaentz quería más. Tri-Star no pagaría más que lo ofrecido .” |
Según
comentarios del propio Boorman, Tolkien era reacio a permitir que alguno
de sus libros fuera filmado, pero si eso aseguraba un futuro para sus
nietos lo haría. Y así lo hizo. “Me
escribió para preguntarme como la iba a hacer, si con actores o animación.
Le conté que iba hacerlo con actores. Me volvió a escribir diciéndome: “Estoy aliviado, porque tuve
la pesadilla de que sería animado”. Una paradoja realmente increíble.
Bakshi estaba
enterado de la movida de Boorman y esto fue uno de los motivos por el
cual se metió de llenó en su adaptación:
"supe que Boorman había hecho un guión. United Artists de alguna
manera se había hecho con los derechos, nunca supe como. Él iba
a hacer la trilogía en un solo film, iba a destruir personajes, eliminar
muchos otros y si uno es un fan de Tolkien, no puede permitirlo. Leí a
Tolkien más de quince veces, y cuando me enteré de todo esto llamé
a la United Artists para que desistieran de este proyecto tan ridículo
con Boorman. Por suerte todo terminó en manos de Zaentz quien ya me había
financiado Fritz El Gato". Enfurecido,
Boorman se bajó del proyecto y contó (calentísimo) que nunca había visto
el dibujo animado. "Todo lo
que aprendí, los problemas técnicos que tuve que resolver cuando planeé
El Señor de los Anillos lo volqué en Excalibur (1981). Esa
fue mi recompensa". Dicho sea de paso, Excalibur es un film excelente. |
La nueva Era Cabe aclarar que sin la autorización de Zaentz, la saga fílmica que se está llevando a cabo sería hoy una anécdota cinéfila. Uno de los fundadores de la New Line Cinema, Bob Shaye, llamó personalmente a Zaentz por el tema de adquirir los derechos para filmar la legendaría saga de fantasía heroica. En esa misma llamada le comentó como sería este proceso de filmación y que a cargo de la dirección estaría Peter Jackson. Como será, que el mismísimo dueño tuvo que negociar personalmente. Poco tiempo después, Zaentz pasó toda una tarde con Peter Jackson y su señora. "Uno podía ver que era gente muy apasionada e inteligente. Este era el proyecto de sus vidas y solamente ellos podrían llevalo a cabo", diría Zaentz más tarde refiriéndose también a los productores. En esa misma tarde Jackson recibió la bendición (y la implícita autorización), como si Zaentz fuera una especie de Don Corleone cinematográfico (5). A lo largo de
los años tuvo muchos acercamientos,
de muchas productoras por los derechos. Algunos querían filmarla en un
año, otros en una película de dos horas...imposible. |
Desprolija,
como el resto de la filmografía de Ralph Bakshi y -siendo sinceros, como
la mayoría de las películas dentro de esa filmografía-, la versión animada
de El Señor de los anillos probablemente
sea recordada por los fans del libro como una experiencia tediosa, con
algunos destellos de genio. Sin embargo,
maleables como son los recuerdos, mi memoria elige desterrar esos orcos
patéticos vestidos con harapos en beneficio de ese par de momentos.
Para no
olvidar que se trata del mismo Bakshi al que debemos la adaptación a la
pantalla de la irreverente Fritz, el Gato de Robert Crumb
o la magistral Hielo y Fuego,
basada en diseños de Frank Frazetta. O, por un caso, algunos de los episodios
televisivos de El sorprendente
Hombre Araña de fines de los 60. Aunque tan sólo fuera por honrar
como se debe su experiencia y sus glorias pasadas, su inclinación a los
proyectos marginales y su tenaz insistencia en explorar aquello que Disney
descartaría sin pensarlo dos veces. Por otra
parte, si El señor de los anillos de Bakshi no le hace justicia
a El Señor de los anillos de Tolkien (como tampoco se la hace el
de Peter Jackson, por bueno que sea) no será tanto por una cuestión de
fidelidad al texto autor o de negligencia del director, sino por una intrínseca
incompatibilidad de géneros. El Señor de los Anillos de Tolkien
está fraguada en el crisol de la literatura de
Caballería y de la tradición oral, justo antes de que el romanticismo
nos acostumbrara a ir al grano, a que cada escena no se extienda más allá
de su punto de interés, a aquello del principio-nudo-y-desenlace. Allí
donde el libro languidecía con eficacia y fruición sobre los detalles
de la jornada, entreteniéndose en un banquete hobbit o demorándose en
una tonada élfica, la animación de Bakshi aburre con
la torpeza hiperkinética de sus personajes. Es de esperarse que al momento
de asistir a esta nueva versión tengamos suficientemente olvidado el libro
como para abandonarnos otra vez a su historia, y que Jackson y sus compañeros
de aventura hayan logrado apartar del original todo aquello que no le
era esencial, para dejar sólo cuanto tiene de verdaderamente memorable.
Notas: 1-
Otras series animadas (en acetato) del dúo muy famosas en Estados Unidos
(y bizarras) son The Jackson Five
(sobre Michael Jackson y sus hermanos) y The Osmonds (un grupo de hermanos
disco-pop, urticantes y recalcitrantes que eran el ícono supremo de todo
lo yanqui y republicano del
“american way of life”). VOLVER
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