Parte de una carta escrita a Edith Bratt

 

2 de marzo de 1916

 

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Esta miserable tarde de llovizna he estado leyendo otra vez viejas notas referidas a asuntos militares: y aburriéndome con ellas al cabo de una hora y media. He estado haciendo algunos retoques a mi disparatada lengua de las hadas para su mejoramiento1.

A menudo anhelo trabajar en ella y no me permito hacerlo, pues aunque me gusta tanto, ¡parece una afición tan enloquecida!

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Notas:

1.- Parece ser que lo que a posteriori se convertiría en la lengua Quenya, por aquel entonces la llamaba el lenguaje de las hadas. Desde el principio se ve en Tolkien la gran devoción por inventar lenguas.